Cuando el estrés diario amenaza con convertirnos en Grinches prematuros, el mitiquísimo Puente de Diciembre llega como un salvavidas: una oportunidad para pausar la vorágine y entregarse al wellness o autocuidado como si no hubiera un mañana.
¿Pero qué ofrecen realmente estos planes wellness que parecen la solución a todos nuestros males? Te lo contamos con rigor y un toque de humor, porque un spa no es magia… ¡pero casi!
Oramai: spa capilar en el corazón del Barrio Salamanca
¿Un spa… para el cabello? Sí, has leído bien. Oramai, boutique escondida entre las calles de Madrid, nos invita a mimar nuestra melena como si de un ritual zen se tratara. Alessandra Chiarello, CEO de Oramai, promete una experiencia multisensorial con masajes estratégicos que no solo revitalizan el cuero cabelludo, sino también el espíritu. Suena tentador, aunque una no puede evitar imaginar si un tratamiento así incluye una charla motivacional para superar los retos del día a día (probablemente sí, porque todas sabemos lo terapéutico que resulta llevar un buen corte de pelo, y charlar con la peluquera ni te cuento).
Lo mejor: saldrás con un cabello más brillante y, probablemente, una nueva apreciación por el autocuidado.
Lo peor: no es apto para quienes piensan que “lavarse el pelo en casa es suficiente”.
La Caminera, Urso, Kimpton y La Zambra: cuatro maneras de desconectar (con 5 estrellas de fondo)
Si eres de las que creen que relajarse significa rodearse de lujo, estos destinos son para ti. Desde los masajes manchegos de La Caminera Club de Campo hasta las envolturas corporales frente al mar en Kimpton Aysla Mallorca, cada experiencia parece más diseñada para Instagram que para la relajación sin más pretensiones.
Urso Hotel & Spa, en pleno Madrid, combina lo urbano con el wellness en un equilibrio que casi te hace olvidar el tráfico a pocos metros de distancia. Por su parte, La Zambra Resort, en Mijas, apuesta por la sostenibilidad y el yoga, ideal para quienes buscan espiritualidad envuelta en diseño contemporáneo.
Lo mejor: las instalaciones de ensueño que harán que te olvides del mundo exterior (y de la cuenta corriente).
Lo peor: algunos tratamientos parecen más enfocados en justificar el precio que en sus beneficios reales.
Brach y Nolinski París: la calma a la francesa
Porque desconectar no tiene por qué limitarse a España, Brach y Nolinski en París nos ofrecen una propuesta wellness que combina lujo y sofisticación en pleno bullicio urbano. Brach evoca una tranquilidad asiática con su spa inspirado en el Lejano Oriente, mientras que Nolinski apuesta por un diseño minimalista que casi te hace olvidar que estás en el centro de París.
Lo mejor: ¿tratamientos exclusivos en un spa con vistas a la Torre Eiffel? Oui, por favor.
Lo peor: la tranquilidad tiene un precio. Y, en París, ese precio no es bajo.