Las transparencias han dejado de ser una licencia provocadora para convertirse en un lenguaje de diseño. En vez de limitarse a mostrar, ahora insinúan, estructuran y narran. Y en esa nueva gramática de la piel a la vista, hay tres nombres que están subrayando con fuerza: Johanna Calderón, Anthony Rivera y Stiff Concept.
No vienen a escandalizar, sino a proponer una estética que combina sofisticación, control y deseo. Transparencias, sí, pero con intención.
Porque no es lo mismo mostrar que exponerse, y no todas las pieles reveladas cuentan la misma historia.
Johanna Calderón: entre el brillo y la estructura
En el universo de Calderón, los tejidos glitter no son sinónimo de fiesta improvisada, sino de carácter. Sus vestidos no solo atrapan la luz; también redefinen lo que significa ‘ir vestida para impresionar’. Pero su gran acierto está en las texturas: la falda negra bordada, con sus capas estratégicamente posicionadas, juega con la luz y la sombra como si fuera una coreografía visual. El resultado: feminidad sin clichés.
Anthony Rivera: sensualidad con raíces
Rivera entiende que la piel también puede tener contexto. Su vestido largo de mesh, con estampado de inspiración asiática y alamares decorativos, no busca la mirada fácil, sino el diálogo entre tradición y modernidad. A su lado, el crop top negro con mangas escarola es una fantasía textil que combina dramatismo y precisión, como un poema barroco que se convierte en look de noche.
Stiff Concept: el susurro minimalista
Donde otras marcas subrayan con rotulador, Stiff Concept escribe en tinta invisible. Su conjunto translúcido (top de tirantes y pantalón a juego) demuestra que lo sutil también puede ser magnético. Nada en él grita, pero todo en él habla. Es una propuesta para quienes dominan el arte de destacar en voz baja. La transparencia, aquí, no es una prenda: es una actitud.
Y mientras firmas como Coperni o Nensi Dojaka experimentan con cortes imposibles y capas de tul, estas tres marcas nacionales apuestan por lo conceptual sin perder lo sensual. Lo suyo no es seguir la tendencia, sino redefinirla.
Porque sí, enseñar piel puede dar mucho power. Pero hacerlo con diseño, contexto y estilo es lo que transforma una transparencia cualquiera en un manifiesto silencioso.