A lo largo de esta entrevista, Beatriz Larrea nos cuenta cómo lograr un cerebro saludable y prevenir problemas cerebrales y mentales. Ahora que las enfermedades del cerebro aumentan, el nuevo libro de esta experta nos saca de dudas.

El cerebro atómico (Esfera de los Libros) es el nuevo libro de Beatriz Larrea dónde nos explica cómo mantener nuestro cerebro saludable para tener una mente sana hasta la vejez.

Sube el número de personas con TDA, la depresión, la ansiedad, la demencia, el Alzheimer o  el Parkinson o cualquier enfermedad neurodegenerativa. Últimamente el número de casos va en aumento 40.000 nuevos casos de Alzheimer cada año en España y 10.000 de Parkinson.

No todo es hacer ejercicio físico, nuestro cerebro influye definitivamente en nuestro estado mental. Cuánto antes empecemos a cuidarlo y alimentarlo adecuadamente mucho mejor. Ya sabes, mens sana in copore sano.

El cerebro atómico Beatriz Larrea para un cerebro saludable

Beatriz Larrea, reputada investigadora en nutrición nos enseña cómo cuidar nuestro cerebro en este libro. Su plan de acción para mantener una mente sana está basado en tres elementos esenciales:

  • Alimentación
  • Actividad
  • Luz natural

¿Cómo podemos hacer para mantener nuestro cerebro sano, limpio y libre de tóxicos?

La clave está en optimizar el sistema glinfático, que es el sistema de “limpieza cerebral”. Este se activa durante el sueño profundo y elimina toxinas, proteínas mal plegadas y residuos metabólicos del cerebro. Por eso, dormir bien no es un lujo, es una necesidad biológica para la desintoxicación neuronal.
Además, la melatonina —que no solo regula el sueño sino que es uno de los antioxidantes cerebrales más potentes— ayuda a proteger nuestras neuronas del daño oxidativo. Para apoyar este proceso, necesitamos nutrientes que refuercen nuestras defensas antioxidantes internas, como el glutatión, la vitamina C y la enzima superóxido dismutasa (SOD). Estos actúan como verdaderos “guardianes” que neutralizan radicales libres y protegen la integridad cerebral.
Dormir bien, nutrirse con alimentos que promuevan la producción de estos antioxidantes y cuidar los ritmos circadianos son pilares fundamentales para mantener un cerebro limpio y funcional.

¿Hay algún alimento que honestamente se pueda llamar anti-cáncer o pro-cáncer?

El cáncer es una enfermedad multifactorial: no hay un solo alimento que por sí solo cause o prevenga el cáncer. Es el contexto —tu estilo de vida, entorno, genética, epigenética y emociones— lo que determina el riesgo. Por eso, en El cerebro atómico hablo de salud integrativa, no de soluciones mágicas.
Dicho esto, ciertos alimentos tienen efectos epigenéticos poderosos. Por ejemplo, el sulforafano del brócoli activa la vía NRF2, que regula enzimas detoxificantes y antioxidantes. Las catequinas del té verde, la cúrcuma, las antocianinas de los frutos rojos o la quercetina pueden modular la expresión genética e influir en procesos clave como la inflamación, la angiogénesis o la apoptosis celular.
Por otro lado, una dieta basada en ultraprocesados, grasas trans, azúcares añadidos y carnes procesadas favorece un terreno inflamatorio, oxidativo y resistente a la insulina, condiciones asociadas al desarrollo de tumores.
La comida no es solo energía: es información para tu genoma. Pero lo más importante es cómo se integra esa alimentación dentro de un estilo de vida global: dormir bien, moverse, gestionar el estrés, conectar con otros y vivir con propósito. La prevención está en el todo, no en un solo alimento.

¿Qué proteínas están más involucradas con el Alzheimer y el Parkinson?

En el Alzheimer, las dos proteínas más relevantes son la beta-amiloide y la tau hiperfosforilada. Su acumulación interfiere con la sinapsis, produce inflamación y destruye las neuronas. En el Parkinson, la proteína clave es la alfa-sinucleína, que se acumula formando cuerpos de Lewy y afecta a las neuronas dopaminérgicas.
Ambas enfermedades comparten mecanismos de daño como el estrés oxidativo, la neuroinflamación y la disfunción mitocondrial. En el libro El cerebro atómico abordo cómo ciertos nutrientes, el sueño y la actividad física influyen directamente en estos procesos, y cómo podemos prevenir la acumulación de estas proteínas mediante la activación del sistema glinfático y la optimización de las vías de autofagia.

¿Puede el cambio climático afectar al cerebro de forma insalubre?

Sí, el cambio climático tiene consecuencias neurobiológicas. El aumento de la temperatura, los incendios forestales, la contaminación del aire y la exposición a pesticidas y metales pesados están relacionados con mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas y trastornos del neurodesarrollo.
El cerebro es extremadamente sensible al entorno. Partículas finas (PM2.5), disruptores endocrinos y alteraciones del sueño por calor o luz artificial afectan el equilibrio oxidativo e inflamatorio. Además, el estrés ecológico crónico también impacta la salud mental colectiva. En el libro hago énfasis en cómo el entorno —desde el aire que respiras hasta la luz que te rodea— puede ser tóxico o terapéutico.

¿Qué neurotoxinas podemos evitar para conservar la salud cerebral?

Muchas sustancias del entorno moderno son neurotóxicas: BPA, ftalatos, metales pesados como el plomo y el mercurio, pesticidas, herbicidas, solventes industriales, glutamato monosódico, alcohol, y ciertos fármacos en exceso o mal prescritos.
Estas sustancias generan inflamación, dañan las mitocondrias neuronales, alteran el equilibrio redox y afectan la sinapsis. En el libro propongo un enfoque de “neurodesintoxicación” que incluye evitar plásticos, filtrar el agua, consumir alimentos orgánicos, usar productos de higiene libres de tóxicos y optimizar la excreción hepática y renal mediante nutrición y estilo de vida.

¿Qué suplementos alimenticios benefician nuestro cerebro (hongos, vitaminas, minerales…)?

Los suplementos no sustituyen un buen estilo de vida, pero pueden ser aliados estratégicos cuando se utilizan de forma inteligente. En El cerebro atómico explico que, bajo ciertas condiciones, algunos compuestos pueden optimizar la función cognitiva, proteger del deterioro y fomentar la neuroplasticidad.
Entre los más respaldados por la ciencia y que menciono en el libro están:
• Omega-3 (especialmente DHA): fundamental para las membranas neuronales y la sinapsis.
• Magnesio treonato: una forma que cruza la barrera hematoencefálica y mejora la plasticidad sináptica.
• Melena de león (Lion’s Mane): hongo que estimula el NGF (factor de crecimiento nervioso) y promueve la neurogénesis.
• Glutatión liposomal y N-acetilcisteína (NAC): esenciales para combatir el estrés oxidativo a nivel cerebral.
• Vitaminas del complejo B (B6, B9, B12): necesarias para la metilación y la reducción de homocisteína, que en niveles elevados es neurotóxica.
• Vitaminas D3, C, E, zinc y selenio: apoyan la función inmune, antioxidante y mitocondrial del cerebro.
• Creatina: mejora la producción de energía en neuronas y astrocitos, y puede ayudar en estados de fatiga mental o deterioro cognitivo.
• Urolitina A: un metabolito derivado de los polifenoles que promueve la mitofagia, ayudando a mantener mitocondrias jóvenes y funcionales, clave en la salud cerebral.

¿Cuál es la mejor gimnasia cerebral?

Cualquier actividad que desafíe tu cerebro y lo saque del piloto automático estimula la neuroplasticidad. En el libro explico que aprender cosas nuevas, cambiar rutinas, leer, escribir, tocar un instrumento, practicar meditación o incluso hacer ejercicio físico son formas de entrenamiento cerebral.
El ejercicio físico aeróbico y de fuerza aumenta el BDNF, que es como “fertilizante cerebral”. Dormir bien, socializar, aprender constantemente y mantener una actitud curiosa y proactiva son las mejores formas de mantener un cerebro joven.

¿Se pueden regenerar nuestras neuronas para lograr un cerebro saludable?

Sí. La neurogénesis adulta ocurre principalmente en el hipocampo, y puede ser estimulada por factores como:
Ejercicio físico.
• Sueño profundo (clave para el sistema glinfático y la consolidación de memoria).
• Alimentación rica en flavonoides, omega-3 y compuestos que promuevan la autofagia.
• Ayuno intermitente y restricción calórica.
• Meditación y manejo del estrés.
• Suplementos como la melena de león
• Cacao

El mensaje central es claro: el cerebro tiene capacidad de regeneración si le damos las condiciones adecuadas.” confirma Beatriz Larrea en esta entrevista sobre su nuevo libro El cerebro atómico.