Para combatir la flacidez palpebral, dos grandes corrientes dividen a las personas que quieren abrir la mirada: quienes prefieren el bisturí de la blefaroplastia con todas sus letras y quienes se rinden ante el encantador click del plasmapen.
¿Podemos comparar una intervención quirúrgica con un dispositivo que parece una estilográfica tecnológica? ¿Cuál de los dos tratamientos te podría interesar más para eliminar la piel sobrante de tus párpados: la blefaroplastia o el plasmapen?
Spoiler: puede que la respuesta no te resulte del todo satisfactoria, pero lo cierto es que… (redoble de tambores) depende. Veamos por qué.

Resultados tras una cirugía de blefaroplastia
El bisturí no siempre es el enemigo: ventajas de la blefaroplastia
La blefaroplastia quirúrgica es, sin rodeos, una cirugía. De las de verdad. Se realiza con anestesia local (o general, según el caso), se retira el exceso de piel y grasa y se reposiciona el párpado para abrir la mirada y, de paso, restar una década de golpe al DNI visual.
Ventajas claras:
- Resultados duraderos (una década o más).
- Eliminación real del exceso de piel.
- Una sola intervención suele ser suficiente.
El peaje:
Es invasiva, hay recuperación (hinchazón, hematomas, gafas de sol gigantes durante 10 días), y no es lo que se dice ‘barata’: en España, los precios oscilan entre los 2.000 y los 4.000 euros, siempre hablando únicamente del párpado superior (en el inferior también se realiza para eliminar las bolsas).
Eso sí, cuando se hace bien, el efecto ‘wow’ es real. Y, en general, la gente deja de preguntarte si estás triste, cansada o has llorado.

Resultados tras el plasmapen
Plasmapen: la opción sin bisturí que no siempre es magia
El plasmapen (también llamado fibroblast) es una herramienta que genera un arco eléctrico que actúa sobre la epidermis sin tocarla. Vaporiza la capa superficial de la piel provocando una microquemadura controlada. Esto deja unas costritas, que en teoría deberían haberse caído a la semana. El cuerpo reacciona regenerando colágeno, y voilà: tensión cutánea en cuestión de días. Por supuesto, hay que cuidar muchísimo la zona durante los días posteriores para evitar las manchas.
Ventajas evidentes:
- No hay bisturí, ni puntos, ni quirófano.
- Es más asequible: entre 150 y 350 euros por sesión.
- Tiempo de baja social: unos 5 a 7 días con costritas tipo picaduras de mosquito punky.
Pero ojo:
- El efecto es más sutil.
- Puede necesitar varias sesiones.
- La duración de los resultados es variable (los hábitos cuentan, y mucho) pero en líneas generales no es una eternidad. No los 10 años que te puede durar la blefaroplastia. Hay quien reporta que a los 6 meses ya no está como al principio y quien consigue alargarlo al año o año y medio. Siempre te puedes hacer otra sesión para resetear el resultado.
Y lo más importante: no todos los plasmapen son iguales. Algunos son dispositivos homologados; otros son pistolas eléctricas disfrazadas de milagro. Resultado: de piel más firme a quemadura cutánea en forma de punto suspensivo permanente.
¿Qué opinan quienes ya han pasado por ello?
Las opiniones reales en foros, TikTok y plataformas especializadas muestran un patrón claro: cuando el profesional sabe lo que hace, el plasmapen es efectivo (aunque no milagroso). Pero cuando no… pues eso: más vale un párpado caído que una cicatriz mal gestionada o un manchurrón.
La blefaroplastia, en cambio, tiene una curva de satisfacción más alta. El ‘antes y después’ es evidente. Y lo que es mejor: no suele tener recaída inmediata.
Entonces, ¿plasmapen o blefaroplastia?
Depende de ti. Si tienes una flacidez leve o miedo escénico al quirófano, el plasmapen te puede refrescar la mirada durante un tiempo, y una nueva sesión te devolvería el despeje. Si el exceso de piel afecta incluso a tu campo visual, la cirugía no es solo estética, sino funcional.
Como siempre en estética, conviene recordar que menos es más, pero mejor es mejor. Y que ninguna tecnología suple la experiencia de un buen profesional ni el juicio sereno de alguien que no busca una mirada nueva, sino una mirada que se reconozca a sí misma.