No resulta difícil detectar que el mercado de la perfumería resulta predecible hasta perder el aliento. Así, lo raro tiene un imán secreto. Los perfumes ‘rarunos’ no buscan caer bien a todo el mundo. Su audacia reside en lo inesperado, en retorcer la normalidad olfativa y atreverse a contar historias que otras fragancias ni susurran.

Este tipo de fragancias son cápsulas de misterio que invitan a quienes los usan (y huelen) a salirse del carril olfativo establecido… y penetrar en la fascinante senda de los perfumes rarunos.

El eco de lo inusual vibra tanto en la frescura golosa de Miutine como en la profundidad en sombras de Black Orchid Reserve. La primera se abre como un paisaje íntimo, donde la fresa se posa en musgo antiguo, mientras que la segunda late con una intensidad teatral, un tejido olfativo que juega entre lo etéreo y lo terreno.

Estas dos fragancias evocan no poses, quizá posesiones: una pertenece a quien la lleva, la otra parece pertenecer a un reino paralelo. Ambas desafían la idea de que un perfume tiene que ser simpático para ser memorable.

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Miutine, de Miu Miu

Miutine es un chipre que desafía su propia categoría. Aquí, la fresa silvestre Mara des Bois y el azúcar moreno se rebelan sobre una base clásica de musgo de roble y pachulí, creando una dualidad entre lo dulce y lo profundo. Es una fragancia para quienes se arreglan solo para quedarse en casa, un ritual íntimo en forma de aroma.

Precio: 167 euros / 100ml.

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Black Orchid Reserve, de Tom Ford

Tom Ford lleva su icónico Black Orchid a un plano más profundo y oscuro con Black Orchid Reserve. La misteriosa Orquídea Fantasma, capturada en su momento más efímero, se mezcla con ylang‑ylang, pimienta timut y un acorde terroso de trufa negra. Es fragancia y manifiesto: la ciertamente raruna belleza de Tilda Swinton es su rostro en sombras.

Precio: 179 euros / 100ml (en Primor).