Las brumas faciales han pasado de ser simples sprays veraniegos con complejo de aspersor de terraza a convertirse en armas multifunción del neceser cosmético.

Las brumas faciales son el equivalente a una siesta exprés. Hidratan, calman, fijan el maquillaje, protegen de la contaminación y hasta prometen iluminar tu rostro más que una farola de casting.

Y lo mejor: no hay que frotar. Solo cerrar los ojos, pulverizar y sentirte como si te estuviera tocando una musa. En un mundo que nos pide rendimiento hasta en el cutis, las brumas faciales son el equivalente cosmético a una siesta exprés: eficaces, agradables y, en algunos casos, comprometidas con el planeta o los derechos humanos. No es solo una moda líquida: es el nuevo imprescindible del neceser. Y sí, puedes rociarte en público. Solo intenta no parecer que estás exorcizando tu propia cara.

No es solo agua con pretensiones

Aunque a primera vista parecen ‘agüitas’ con mucho marketing, las nuevas formulaciones son puro laboratorio de ciencia aplicada a la belleza. Ingredientes como el ácido hialurónico, el ginseng o los extractos botánicos han tomado el control de estas nieblas para que la piel se refresque, se hidrate y además parezca que duermes ocho horas diarias.

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Brumas que valen cada euro

MM Bruma Ferulic, de MM by Marta Masi

Una joya antioxidante en envase de vidrio topacio, formulada con ácido ferúlico, extracto de naranja y Pronalen Brioprotect. Traducción: combate los radicales libres, protege del sol y huele a cítrico recién exprimido.

Precio: 19,90 euros.

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The Mist Have – Edición Orgullo, de Yepoda

Su tamaño es tres veces el habitual, su diseño lo firma la ilustradora Josephine Rais y sus beneficios se destinan íntegramente a FELGTBI+. Con ácido hialurónico, lavanda, aloe vera y ginseng, hidrata, calma y apoya una buena causa.

Precio: 29 euros.

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Blue Light Detox, de Lico Cosmetics

Diseñada para los que viven pegados a una pantalla. Protege de la luz azul y la contaminación con chebula (el antioxidante más potente del mundo vegetal, no es broma) y lespedeza.

Precio: 37,90 euros.

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Ultra Revitalising Elixir, de Twelve Beauty

El Rolls Royce de las brumas. Repleta de niacinamida, alantoína y extractos de plantas con nombres casi impronunciables, pero muy eficaces.

Precio: 52 euros.

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Restore Face Mist, de APoEM

Calma, hidrata y da energía. Ideal para pieles sensibles. Tiene rosa, lavanda y menta: si no mejora tu piel, al menos te relaja como un spa en spray.

Precio: 29 euros.

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Agua de Luna, de Secretos del Agua

Más que un spray: reduce arrugas, unifica el tono, aporta luminosidad y viene con aroma a flores de naranjo. Un poema líquido.

Precio: 30 euros.

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Watermelon Glow Ultra-Fine Mist, de Glow Recipe

Con un 84 % de sandía, hibisco y ácido hialurónico. Es como comerse una fruta en forma de niebla refrescante.

Precio: 31 euros.

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Bruma de Arganour

100 % natural y ecológica, con aloe vera y flor de las nieves. Sirve para todo: fijar el maquillaje, hidratar o sentirte como en un bosque suizo.

Precio: 6,95 euros.

¿Cuándo usarla?

Cuando quieras. Después de la limpieza, antes del sérum, tras el maquillaje o en plena reunión de Meet para hacerte la interesante. En el avión para avivarte la piel sofocada ese aire ‘falso’.

Solo recuerda: a unos veinte centímetros del rostro y con los ojos cerrados. No queremos dramas.