La sola idea de que alguien nos toque el ojo con un láser puede ponernos los pelos de punta. Pero, ¿qué hay de verdad y qué de leyenda urbana en torno a las cirugías oculares?

Entre el ‘te vas a quedar ciega’ y el ‘mi prima salió viendo en HD al minuto uno’, las cirugías oculares siguen rodeadas de mitos, medias verdades y una buena dosis de pánico injustificado.

Para desmontar algunos de estos temores, el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega ha recopilado las dudas más comunes que flotan en las consultas (y en las cenas familiares donde alguien siempre tiene una anécdota médica). Aquí va un repaso quirúrgicamente preciso.

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¿Solo los jóvenes pueden operarse?

Falso. Aunque la cirugía refractiva no se recomienda a cualquiera (hay que valorar la salud ocular general), no está reservada exclusivamente a la generación Z. De hecho, entre los 20 y los 55 años es cuando más candidatos aptos se encuentran. La edad puede influir en la técnica elegida, pero no es un veto absoluto.

¿Duele?

No, no duele. Se utiliza anestesia local en forma de gotas, así que lo máximo que puedes sentir es una ligera presión. Nada de gritos ni lágrimas (de dolor, al menos). Las intervenciones suelen ser rápidas y sin dramatismos.

¿Puede el láser quemar el ojo?

Otro mito con más película que base científica. El Láser Excímer, que suena a robot de Star Wars, está diseñado para remodelar la córnea con precisión milimétrica, sin generar calor ni quemaduras. Así que no, no viene a ser un soplete de alta tecnología.

¿Hay que llevar gafas de sol para siempre?

Tampoco. Se recomiendan durante los primeros días tras la intervención para proteger los ojos de la luz y las molestias, pero no son una condena perpetua. Puedes volver a tu libertad visual absoluta en cuanto el médico lo indique.

¿La recuperación es terrible?

La mayoría de las veces, no. Muchos pacientes retoman su vida normal a los pocos días. Eso sí, hay técnicas que pueden generar más incomodidad en el postoperatorio (como la PRK), así que aquí lo sensato es seguir las indicaciones del oftalmólogo al pie de la letra y no hacerse el valiente.

¿Se puede ver la tele?

Sí, pero dale 24 horas de margen a tus ojos. Ver Netflix nada más salir del quirófano no es el plan ideal. El descanso visual es clave en los primeros días, así que mejor dejar los maratones para más adelante.

¿Puede volver la miopía?

La intervención no ‘deshace’ lo hecho, pero hay casos en los que la miopía puede seguir progresando si el ojo del paciente aún no se ha estabilizado del todo. De nuevo: el oftalmólogo es tu gurú en este camino.

Conclusión con pupila dilatada: las cirugías oculares son hoy más seguras que nunca, pero eso no significa que valga todo. Información veraz, diagnóstico personalizado y confianza en manos expertas son los mejores aliados para dar el paso. Puedes dejar de temer al láser. No quema, corrige.