Imagínate: salir de casa, pedir tu café, saludar al vecino… y que nadie distinga si eres tú, tu clon o un fantasma que emerge de la oscuridad. Eso es lo que prometen las megagafas de sol: anonimato total, plus de misterio y una dosis de postureo digna de Darth Vader (además de cierta similitud estética).
Warning: la tendencia viral de las megagafas de sol amenaza con robarte la identidad en lugar de reforzarla.
Tema a debate, ¿ esto tiene un ápice de sentido o es una bobería integral?
Un vistazo a esa variopinta marisma que es Internet arroja algunas reflexiones críticas que anda circulando por redes, memes y foros. ‘Pasemisí’:
• Protección facial vs. teatralidad absurda
Sí, cubrirse la mayor parte de la cara puede tener ventajas: menos entrada de luz lateral, menos arrugas por ceño, quizá protección para la piel cercana a los ojos… Pero cuando la lente ocupa medio rostro, ¿cuánto de esto es sobreactuación? ¿Cuántos se lo compran porque en Instagram queda espectacular?
• El ‘me da igual lo que vean, solo quiero likes’
Muchas de estas gafas tienen más de declaración (‘mírame’, ‘mira lo original que voy’) que de funcionalidad. Ya sabemos que la moda también es performance, y las redes sociales lo han intensificado todo. Cuanto más exagerado sea, más ‘contenido potencial’.
• Pedagogía del ridículo
En Internet, como en la vida, lo exagerado mejora los memes. Las megagafas de sol ofrecen terreno fértil para lo cómico. Pero ojo, lo ridículo también puede ser poderoso: si te atreves, lo controlas.
• Distorsión de la estética humana
Cuando algo tapa cejas, parte de la nariz, o cambia completamente la silueta del rostro, estás alejándote de lo que comunican normalmente las expresiones faciales. Por seguir con la modernidad, di adiós al reconocimiento facial de tu móvil. Además, parte de nuestro lenguaje no verbal está ahí (cejas, arrugas, gestos alrededor de ojos). Si lo tapas, te pierdes parte del mapa emocional humano.
¿De dónde viene esta monstruosidad fashionista?
Porque no surgió de la nada:
• Los grandes diseñadores se han puesto a jugar al ‘yo la tengo más grande’ en las pasarelas. Lo hemos visto en SS25 y en colecciones resort.
• Se rumorea que la nostalgia Y2K (principios de los 2000), los estilos glam de alfombra roja y las ganas de escapismo (literalmente tapándote del mundo) lo impulsan.
• Influencers y celebrities: si lo usan ellas, la masa lo replica (aunque sea incómodo). 22
Ventajas reales
Porque cualquier tendencia tiene sus pros, y en esta Santa Casa hacemos por ser ecuánimes y Neutrex Delicada:
• Protección solar superior si cumplen con UV, porque cubren prácticamente toda la cara.
• Sentido de privacidad: cuando no quieres que te reconozcan o simplemente quieres que los demás te vean, pero ‘sin ver nada de ti’.
• Efecto estético de alto impacto: pueden transformar un look básico y común a ‘estoy huyendo de los paparazzi’.
Inconvenientes que nadie te cuenta hasta que lo pruebas
• Pesadez literal: gafas gigantes, mucho marco, lentes grandes = peso + molestia si estás muchas horas.
• Ensuciamiento, rayaduras, huellas dactilares: cuanto más vidrio, más zona de desastre.
• Distracción interna: si no estás acostumbrado, puedes verte rara, olvidarte de que estás ahí con ese ‘escudo facial’.
• Convivencia social: si tapas mucho, tus expresiones pierden (y tu interlocutor puede sentirse incómodo al no ver gestos, cejas, ojos, etc.).
• No aptas para todos los rostros: lo que a alguien le queda dramático, a otro le queda desproporcionado o empequeñece facciones.
¿Moda pasajera o nueva norma?
Personalmente sospecho que estamos en un pico de exageración dentro de una tendencia que lleva gestándose:
• Hay fases históricas: décadas pasadas ya exploraban tamaños XXL en gafas (años 70, luego revival en los 2000).
• Pero luego vendrán correcciones: estilos más ligeros, híbridos (parte grande, parte minimalista), gafas con visores futuristas, etc.
• La sostenibilidad podría pegar un frenazo: marcos gigantes implican más material, más transporte, más residuos… si no se hace bien, puede chocar con la conciencia eco-fashion
¿Conclusión? Si te mola el rollo dramático, los looks que llaman la atención y no te importa sacrificar algo de comodidad o visibilidad, pues adelante: que viva el exceso. Pero si prefieres que te vean los ojos (y que te reconozcan cuando caminas por la calle) … quizá hay que moderar un poco.