El invierno de 2026 va asomando con una ambición clara (guiño, guiño) en materia de colores de pelo: iluminar la melena sin caer en el artificio. La tendencia dominante mezcla calidez, brillo espejo y naturalidad elevada a la enésima potencia.
Tras años de rubios fríos y castaños asépticos, el sector profesional se pone de acuerdo en que 2026 será la temporada de los colores de pelo que parecen tocados por una luz amable y un cabello más sano que nunca.
Las pasarelas, los salones de autor y los laboratorios de color coinciden. Este año que entra, el pelo se ilumina y se matiza con inteligencia. La cosa no va de cambiar radicalmente, sino de perfeccionar lo que ya tienes. El color deja de ser un disfraz para convertirse en un intensificador de la propia identidad.

La era del brillo y la naturalidad hipercuidada
Según Fran Galán, estilista de TBC Hair, 2026 gira completamente en torno al cabello saludable. Tonos naturales, muy iluminados y con un brillo espejo que juega a favor de cualquier corte o textura . La idea es que el color parezca más un upgrade biológico que un servicio de salón. Volúmenes suaves, raíces coherentes y matices que acompañan sin competir por el protagonismo.
Castaños cálidos y jugosos
Los castaños vuelven a primera línea, pero ahora con intención. Desde THE LAB, Javier Mateo habla de marrones profundos y cálidos como el mítico Brunette smoky balayage, el Praline Brown o los castaños con subtonos dorados y avellana que suavizan el rostro y añaden dimensión sin exigir demasiado mantenimiento.
En TBC Hair, la familia Mocca mousse se posiciona como favorita. Castaños iluminados, cálidos, brillantes y con un juego de contrastes que aumenta visualmente la densidad capilar. Hablamos de caramelos, mieles, arenas o cafés trabajados con maestría para que la melena parezca siempre recién salida del sol, incluso en pleno enero.

Los rubios cálidos vuelven a la vida
Después de varias temporadas de rubios gélidos, llega la revancha de los tonos cremosos. Juan Leal, estilista y director de educación de Pierino Cosmetics, confirma que este invierno los rubios se vuelven cálidos, luminosos y enormemente favorecedores. El butterscotch blonde, mezcla entre bronde y caramelo tostado, es uno de los protagonistas. El golden vanille aporta una luz dulce ideal para mechas framing. El dark suede y el heritage son perfectos para quienes buscan una transición suave entre el rubio y el castaño claro. El blended honey combina beige y dorado para un efecto miel jugoso.
Y sí, incluso los toques cobrizos llegan a las rubias. Strawberry, spiced y avellanas brillantes refrescan la piel y aportan un punto sofisticado sin excesos.

El dorado obsesivo
Para quienes quieren un impacto mayor, la tendencia Gold obsession de TBC Hair pone en primer plano los rubios totales cargados de babylights doradas. Hebras finísimas, base suavemente aclarada y un brillo efecto espejo que juega a ser casi líquido. Rubios angelicales de querubín decimonónico, pero con carácter, creados para quien quiere luz sin medias tintas.
La técnica como lenguaje
El color de este invierno no se entiende sin la precisión técnica. The LAB apuesta por babylights finísimas y por las roots blur, esas raíces difuminadas en tonos cashmere que reducen el mantenimiento y hacen que el color crezca con dignidad. También entran en escena los lowlights fríos para dar profundidad a los rubios neutros y el money piece estratégico que enmarca la mirada sin robar protagonismo al resto de la melena.
