Que la criatura sea relajada y tranquila, posiblemente es uno de los mayores deseos de la embarazada. Un bebé sin estrés, preocupado por instinto de que se atiendan sus necesidades, y poco más. ¿Hay alguna manera de condicionar esta respuesta, o forma parte del carácter intrínseco de cada recién nacido?
Según un estudio reciente publicado en la revista Archives of Disease in Childhood, tenemos en la mano la llave de la apacibilidad. Existe una correlación entre el estrés de la madre durante la gestación con la descendencia que llora de manera excesiva. Así que, siguiendo este razonamiento, una madre en calma alumbra niños a la par. Y el sosiego, aunque a veces no lo parezca, es fácil de conseguir poniendo en práctica estrategias psicológicas y físicas.