Aquí no se deja de celebrar nada, por pequeño o accesorio que parezca.
Este Día Internacional del Beso va a ser, ¿cómo decirlo? ¿Especial? ¿Insólito? ¿Catártico? ¿Decepcionante? ¿Estimulante? ¿Ni fu ni fa? ¿Un poco como el resto de días desde que estalló la pandemia?
Sea como sea, estamos deseando volver a besar y abrazar a nuestros seres queridos. La especie humana es social y no se entiende a sí misma en la privación de las muestras de afecto.
Volveremos a propinarnos toda clase de arrumacos, no te quepa duda. El beso va a ser un activo en alza en el Nuevo Mundo en reconstrucción. Entre tanto, y como ya venimos haciendo con mucha gracia y salero, nos adaptamos a las circunstancias.
Las ventas de labiales rojos suben como la espuma tras las crisis. El rojo ilumina la tez y los dientes, ‘sube’ el ánimo a la mirada y aumenta el poder de seducción de quien lo lleva. Esta respuesta psicológica de ‘verse y sentirse poderosa’ se traduce en una caricia para la autoestima. ¿Y quién no está bramando por una buena caricia?