Se pueden encontrar en farmacias e internet, además de en clínicas dentales. ¿Adivinas qué kits caseros de blanqueamiento dental son seguros y cuáles hay que observar con mucho espíritu crítico?
Una sonrisa nívea, impoluta, virginal, con el blanco puro que tuvimos en la infancia, antes de que el café, el vino y otras sustancias peores hicieran mella en nuestro esmalte, es uno de los rasgos de belleza más cotizados del segundo milenio. Los kits caseros de blanqueamiento dental se presentan como una solución asequible para alcanzarlo.
La cosa en sí favorece, pero si hemos de culpar a alguien de la última (y alocada) popularización del blanco nuclear de la ‘piñata’ pasados los 12 años, podríamos dirigir nuestra mirada a las influencers que han dado cancha en sus telarañas sociales a los kits caseros de blanqueamiento dental.
La idea no puede ser más simple (y seductora): ir blanqueando los dientes poco a poco gracias al uso de férulas y productos químicos ad hoc. El mercado ofrece una amplia variedad de kits caseros de blanqueamiento dental, y se pueden encontrar en clínicas dentales, prescritas por un odontólogo (esto es un médico que sabe mucho de salud bucodental) o en internet, prescritas por… vaya, nadie. La vecina simpática (y tan sonriente) del 5º, en el mejor de los casos, o la influyente que esté de turno cuando nos invade la angustia estética.
¿Es peróxido de carbamida todo lo que reluce?