Dormir pocas horas o tener un descanso de mala calidad pasan factura al rostro. Falta de sueño y piel apagada y con arrugas son elementos que van de la mano.
El año que hemos dejado atrás ha sido el de las preocupaciones. No solo la terrible e inesperada pandemia de coronavirus, sino también sus efectos a nivel social, laboral, económicos… La ansiedad y los problemas para dormir y tener un descanso de calidad se han acrecentado. Y esto afecta al estado de salud, a las defensas… y al aspecto del rostro. No solo hablamos de tener ojeras oscuras y un efecto “mala cara” general. La falta de sueño y piel afectada por esa situación puede traducirse en pérdida de luminosidad, aspecto cetrino, manchas o empeoramiento del acné. Los expertos nos cuentan por qué sucede.