¡Ponte recta niña, que vas encogida! ¿Cuántas veces has escuchado esa frase?, yo unas cuantas… Una buena postura transforma a cualquiera, aporta elegancia, seguridad y una apariencia mucho más esbelta, ‘¿has crecido?’, ‘no, es que he decidido ir estirada -que no de estirada- por la vida señora’. Caminar o sentarnos encogidos transmite una imagen desgarbada, apocada, pero la estética no lo es todo, no cuidar la postura también suele aparejar problemas de salud.
Demasiadas horas sentados delante del ordenador, o de pie, trabajos con mucho esfuerzo físico e incluso caminar con más peso del que se debería, conllevan un mayor riesgo de sufrir problemas musculares y de columna, pero pueden acarrear también dolores de cabeza, mala circulación, e incluso molestias digestivas al comprimirse los órganos involucrados en la digestión. Por no hablar de cómo la espalda se encarga de aguantar el peso de todas nuestras preocupaciones…
Una buena postura no tiene solo un beneficio directo sobre la espalda, facilita una buena respiración, aumenta la concentración -porque el oxígeno llega mucho mejor al cerebro- y por supuesto, mejora la imagen. Piensa en esas mujeres que para tí son sinónimo de elegancia, ¿a que van rectas como una vela? Seguir leyendo…