¿Qué piensan ellos de la belleza femenina? ¿Y nosotras de la masculina? Abraza tus kilos, ellos prefieren las curvas de Kim Kardashian antes que el tipo insecto palo de Keira Knightley.
En “amor ciego”, el prota se enamora de una señorita gordísima. Todos la ven tal y como es excepto él. Hechizado por eso que conocemos como la ‘belleza interior’, la percibe con la enjuta estampa de Gwyneth Paltrow.
“Es, ya sabes, del tipo que gusta a los tíos”, oigo decir a unas adolescentes en el metro. Automáticamente, trato de esbozar un retrato robot de la chavala que describen –con esquinado rencor de clase antes que con vocación de análisis-. Será delgada, de estructura filiforme, guapa estilo convencional, con curvas increíblemente bien puestas. Como una modelo de lencería de las que copan las marquesinas.
Me lleva menos de 1 minuto recrear este tópico. Las dos chicas viviseccionan a la rival en lo que dura el trayecto. Me miro en el reflejo del cristal del vagón y me pregunto por qué he construido esa criatura y no otra. Por qué tendrán que sufrir esas locuaces señoritas, y otras, a cualquier edad, pensando en si serán o no del agrado de un posible compañero sexual. A vueltas con el cultural paradigma de la belleza, siempre de jugosa actualidad en las carnes que reflejan sus facetas más oscuras, punta del iceberg de una sociedad subyugada por la imagen. Parece que avanzamos pero en algunos recorridos atravesamos un compartimento estanco.