La historia de los primeros salones de belleza modernos nos lleva hasta las grandes pioneras de los cuidados estéticos y la industria cosmética. Nombres tan famosos como Elizabeth Arden, Helena Rubinstein o Estée Lauder, entre otros bastante olvidados.
Hubo un tiempo en el que las mujeres no podían acudir a un salón de belleza sin ver comprometida su virtud. Eso no fue impedimento para que surgieran salones discretos en los que cuidarse a través del conocimiento y las manos expertas de sus creadoras.
Si quieres conocer el origen de los actuales templos de la belleza, una esteticista de nuestros días nos revela cómo fueron esos complicados inicios. No nos vamos a remontar a épocas remotas porque lo de estar guapo y preocuparse por los cuidados forma parte de la prehistoria de todos los seres humanos. “Ya en la época de las cavernas hombres y mujeres se acicalaban con tierras de colores, cuentas de huesos, piedras o pieles. Debe ser que la coquetería nos viene de serie como especie.” explica Carmen Molina, friki de la cosmética antigua y directora de su propio centro de belleza en Alicante.
Las civilizaciones antiguas dieron mucha importancia a la imagen, desde la babilonia a la egipcia, la griega o la romana. Ese interés por el cuidado personal ha tenido altos y bajos a lo largo de la historia, pero al llegar el Renacimiento, sobre todo en Italia, el resurgir fue imparable hasta nuestros tiempos.