La positividad tóxica es un rasgo de algunas personalidades que aparece cuando todo lo que sucede a nuestro alrededor queremos verlo siempre de color de rosa.
No se puede ser siempre positivo. Si caemos en ese engaño entraremos en una vorágine que nos dirigirá hacia una positividad tóxica. La creencia de que si ignoramos las emociones difíciles y lo complicado de nuestra vida seremos más felices es una trampa que puede acarrearnos serios problemas de salud.
No podemos negar nuestros sentimientos negativos; son parte de nuestra vida. Todo lo que nos pasa durante nuestra existencia está lleno de matices, de luces y de sombras. Pero todo ello es lo que conforma la psicologia de nuestra mente. Nada es positivo ni negativo porque todo depende de cómo vivamos cada experiencia.
Al psicólogo estadounidense Martin Seligman se le conoce principalmente por su defensa de la psicología positiva. En uno de sus libros, The optimistic child (Niños optimistas, 1995) afirmaba que el pesimista se hace a lo largo de la vida y que puede combatirse buscando siempre pensamientos positivos. Sin embargo, a veces nos sentimos tristes, agobiados o con problemas. Ser positivo pase lo que pase no es la solución. Esta positividad tóxica solo nos va a acarrear problemas.