No nos hemos deshecho de la maldita mochila escolar y ya estamos pensando en la divina bolsa de playa. Bikinis, toalla, pareo, un sombrero estiloso, gafas de sol… y, claro, los protectores solares con los que tirarnos a la bartola sin preocupación alguna.
La fotoprotección es el factor decisivo cuando se trata de abordar las intensas jornadas playeras. Síiii, más que el gimnasio, por mucho que estés sudando la camiseta. Te aseguro que esta aclaración no es una frivolidad mía –de las que acostumbro-: según nos informa José Carlos Moreno Giménez, presidente de honor de la AEDV, un 43% de españoles no usa fotoprotector alguno a pesar de que el 80% es consciente de los daños que puede provocar el sol. Como lo lees, prácticamente la mitad de la población española en edad de merecer fotoprotector. A pesar, también, de todas las campañas, que ya no lo pueden expresar más alto y más claro. A pesar de que se pueden encontrar productos fantásticos y realmente asequibles en puntos de venta de confianza como son las farmacias. ¡A pesar, y hasta aquí podíamos llegar, de que la piel se arrugue y salgan manchas!
Los motivos de esta desidia, según aclara Moreno Giménez, obedecen a varias razones. “La mayoría tiene la falsa impresión de que con el empleo de fotoprotectores no se pondrán morenos y no sintetizarán vitamina D, otros aluden a que no se exponen directamente al sol y por último algunos rechazan el uso de cremas protectoras porque son engorrosas de usar”, explica el experto.
Vamos a hablar largo y tendido del sol en este artículo, que ya estamos a junio y la cosa está que arde. Que el verano nos pille confesadas, bien protegidas y con los deberes hechos.
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