Algo florece en la maquinaria de la cosmética cuando una revista como National Geographic, poco sospechosa de dirigir su mirada a cuestiones ‘frívolas’, se preocupa por los quehaceres de esta industria.
Que si quítame allá esos tests en animales, que si esta huella no equivale a cero, que si la procedencia de las materias primas… son algunas de las cuestiones sobre cosmética que inquietan a National Geographic, Nat Geo para los amigos, y que transmiten con rigor y pericia a lectores ávidos de usar ciertas palancas de cambio.
Ciencia, viajes, aventura, naturaleza… Y también belleza pura y dura, de la que se apila en los lineales de las tiendas y se aplica en la cara con la intención de borrar los signos de la edad, iluminar la piel o, ¡qué menos!, hidratarla.