Tener un hijo es, posiblemente, la decisión más trascendental que tomarás nunca. “Te cambia la vida”, aseguran los amantes de la frase hecha. Y es cierto. A niveles mucho más profundos que los horarios o la manera de pasar el tiempo libre. Exactamente igual que el cambio que se opera en el cuerpo, más allá de una piel flácida y estriada.
Hasta una veintena de músculos del suelo pélvico se ven afectados por la gestación y el parto, siendo uno de los principales motivos de consulta por comportar problemas de incontinencia, de menstruación o migrañas.
Para recuperarlo una vez pasada la cuarentena (o cuando te dé luz verde tu matrona), se recomiendan estrategias ‘naturales’ como la gimnasia hipopresiva -también fantástica para trabajar los oblicuos del abdomen y la musculatura lumbar-, los ejercicios de Kegel, los masajes con aceite de rosa mosqueta, el uso de bolas chinas o ciertas posturas de Pilates.
Si necesitas un método más expeditivo, puedes reforzar el suelo pélvico con la ayuda de la máquina Evolis, útil en la recuperación de deportistas, de ancianos, o de mujeres que acaban de dar a luz.
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