Las tecnologías invaden nuestra vida, desde nuestras relaciones personales a nuestras prácticas deportivas. Uno de los ‘artefactos’ más en boga en este sentido es el chaleco de electroestimulación, un biotraje que incorpora electrodos para estimular los principales grupos musculares y, por ende, tonificar y favorecer la pérdida de grasa sin esfuerzo. Es lo que conocemos como ‘gimnasia pasiva’, y se emplea tanto en recuperación de lesiones como con fines deportivos.
El debate a la hora de emplear estas prendas de aspecto ciencifantástico es razonable: todo muy bonito sobre el papel, pero ¿qué riesgos conlleva el uso de estos aparatejos? ¿Se me van a desintegrar los músculos? ¿Esto es sostenible a largo plazo? ¿Me olvido del resto de actividades físicas? Luís Guevara, licenciado en ciencias del deporte y entrenador deportivo, responde a estas dudas.