Se acabó masticar. Qué gesto tan vulgar y primitivo. ¿Por qué usar los caninos y los molares cuando lo que mola de verdad es sorber con pajita? Ya sea prensada en frío, batida o mezclada, la comida líquida ha asaltado la escena healthy y está aquí para quedarse….
Los zumos son una manera cómoda y rápida de ingerir una notable cantidad de frutas y verduras sin despeinarse. En la misma batidora puedes meter superalimentos by the face, como el alga espirulina o la kale (berza en román paladino, pero si piensas que es kale igual te hace más efecto). Además son bajos en calorías y pueden ofrecer, ellos solitos (con la ayuda de alguna etiqueta registrada), un programa détox de varios días. Las bondades parecen estar claras. Si aún te quedan dudas, Instagram las disipa todas: los zumos de colorinchis son lo piú, hacen felices a la gente guapa y delgada que sabe cuidarse chachi.
¿Dónde está entonces el lado oscuro de los alimentos líquidos? ¿Realmente vale la pena pagar 50 euros por un día de limpieza con zumos? (o tres dígitos por varios días). ¿Cómo afecta el invento de marras a la salud humana y al planeta?