
Todo mi equipaje de verano -y mis futuras pintas-
Cada vez están más cerca las ansiadas vacaciones, ésas que tantos preparativos generan entre la elección de destino, compras de billetes, sempiternas operaciones bikini, listas con las últimas necesidades, maletas llenas de productos…
Yo siempre gasto la misma broma cuando viajo, advirtiendo a mis partenaires de que me verán llegar con cuatro maletas forradas en cebra llenas de ungüentos misteriosos. En efecto, mi neceser de viaje suele ocupar bastante más que cualquier otra categoría de artículo que quiera meter en la maleta, y eso, queridas, para un espíritu semilibre como el mío, resulta un poco chirriante.
Vivo entre contradicciones, quiero ser salvaje e ir de liana en liana vestida apenas con un harapo, comiendo y durmiendo cuando me dé la gana, y por otro lado no puedo pasar sin la limpiadora, el tónico, el contorno, hidratante de día y nutritiva de noche, mascarillas, exfoliantes, corporales para cada parte del cuerpo, productos para el cabello, en fin, para qué seguir, si son las cuentas del rosario a las que nos encomendamos todas cada día.
Para las adictas a la cosmética existen formatos prácticos y ‘llevaderos’, menos mal: los kits de viaje, esas pequeñas soluciones a grandes males que te harán ir más ligera por la vida manteniendo la rutina de belleza hogareña.
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