El lápiz de ojos debió de ser el primer cosmético improvisado de la historia. Me gusta imaginar a aquella primera mujer (u hombre) a quien se le ocurrió poner al fuego, seguramente un trozo de madera o algún mineral, y el momento preciso en que descubrió que, aplicándolo sobre los ojos, los hacía más profundos y bellos. Casi no han pasado miles de años. Si aquel ser humano levantara la cabeza quedaría fascinado por la cantidad de materiales, texturas y colores con los que hoy somos capaces de hacernos la raya y la sombra de ojos.
Ahora, los lápices khôl o kajal ya son imprescindibles en el neceser de cualquier mujer, pues permiten cambiar la mirada en sólo un par de trazos… y minutos.
¿Quieres saber cómo conseguir una mirada de impacto y diferentes efectos sobre tus ojos sólo con lápiz?