http://youtu.be/KgqwIYY83BU
Hubo un tiempo en que Lindsay Lohan me estuvo preocupando. No una preocupación de quitar el sueño, claro, pero cuando me encontraba esa cabizbaja carita pecosa, antes tan mona y vivaracha y ahora abotargada por el alcohol, las drogas, la depresión, y vaya usted a saber qué oscuras sustancias de relleno, me entraba ese qué sé yo de madre que inspiran los ‘juguetes rotos’ de Hollywood; niños más o menos prodigio a quienes las ansias de notoriedad propias o ajenas conducen a una catástrofe anticipada que sólo se cura en la Clínica Mayo.
A día de hoy, bastante recuperada de sus excesos con las drogas pero aún muy afín al uso frenético del volante, Li-Lo vuelve a la carga que interesa con una serie de sustanciosos proyectos, como el biopic de Elizabeth Taylor, el rodaje de “The Canyons”, a las órdenes de Paul Schrader, y alguna colaboración con chicha que otra, como ésta titulada “First Point”, estrenada el pasado junio en N.Y.