Aunque tarde y sin gran aparato, la temporada de lluvia ha llegado a esta España nuestra. Y, aunque no sea el devaneo climático preferido en este pequeño, caluroso y pintoresco país, no sobra en un fondo de armario un bonito calzado específico; suave y lustroso por aquello de la impermeabilidad; de caña media o alta según la profundidad del charco a cruzar.
Dicho de otro modo, las botas de agua LO PETAN. Incluso sin chaparrones tienen un poner. Y si no te lo crees, pasa y ve.