Siempre me ha gustado mucho todo lo relacionado con colgantes o piedras que se colocan en el cuello, sobre todo si eran pelín llamativos, durante mucho tiempo lleve un “Sargadelos“ y cuando lo cambié fue por un reloj de sol de madera con un gema en el centro. El motivo de llevarlo en mi caso era porque me gustaban y era una forma de diferenciarme del resto. Hoy en día uno de los motivos por el que se llevan todo este tipo de adornos está más relacionado con la protección que con cualquier otra cosa.
Las personas cada vez se sienten más inseguras, tanto a nivel personal como cuando se relacionan con otras. Cada vez nos sentimos más acorralados por las emisiones electromagnéticas, por las ondas eléctricas, por las catástrofes radiactivas, por la contaminación y por todo lo que pueda suponer una amenaza para nosotros. Todo esto desde un punto de vista físico, pero además está ese otro campo mucho más complejo y desconocido que es el de las energías sutiles, el mal de ojo, los supuestos sanadores, los que echan las cartas y todo lo que nos podamos imaginar.
Todo ésto viene a colación de la Shungit, no se si habréis oido hablar de ella, es un mineral único, que sólo se encuentra en Rusia, en la región de Carelia. Sus propiedades y aplicaciones se encuentran actualmente en pleno desarrollo, siendo los campos científicos de la nanotecnología y la lucha contra el cáncer los que más se están estudiando. Una de sus principales curiosidades es que posee “fullerenes“, un tipo especial de forma molecular del carbono y que en 1996 mereció para sus descubridores el Premio Nobel de química. Según algunos científicos este podría ser el origen de muchas de las virtudes que la caracterizan en el terreno de la sanación.
Seguir leyendo…