El cannabidiol (también conocido como CBD) es uno los activos estrella del segundo milenio. Según arrojan algunos estudios, es un potente antioxidante y antiinflamatorio con aplicaciones para el envejecimiento, el acné, las infecciones o la piel seca.
El ingrediente de moda de la industria beauty no coloca, pero ‘embriaga’ por sus poderosas cualidades. ¿Cuánto es hype en el cannabidiol y cuánto eficacia probada?
¿Qué hacíamos con nuestras vidas antes de conocer el CBD? Que levante la mano quien no se haya sentido tentada a probar una de estas rutilantes nuevas marcas con CBD que copan las tiendas, tan monas con su refrescante packaging de hojitas verdes, o bien algún producto de la nueva división cannabinoide de Algún-Gigante-Mastodóntico-Hiper-Conocido.
Dicen que ya teníamos CBD en la piel, y es porque estamos hechos de plástico fino con un sistema endocannabinoide, similar al sistema nervioso central, que consta de neuronas, endocannabinoides y receptos cannabinoides. Existen receptores en distintos órganos del cuerpo (cerebro, sistema nervioso, digestivo e inmunológico) y también en la piel. Así, ésta reconoce y reacciona, mejorando su condición inicial, a los cannabinoides de origen vegetal que recibe por aplicación tópica.