Los fagos son unos virus buenos cuyo trabajo en el organismo es combatir las bacterias infecciosas que son resistentes a los antibióticos.
Desde hace unos años la alarma ha saltado en la comunidad científica porque los antibióticos están dejando de hacer su cometido y ya no luchan contra las bacterias. Es un problema mundial porque estas bacterias resistentes a los antibióticos están matando a más de 700.000 personas en todo el mundo (33.000, en la Unión Europea), según los datos de CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). Se espera que en 2050 las súperbacterias podrían matar a 10 millones personas al año.
Contra estas bacterias hay unos virus, los fagos, que necesitan infectar una bacteria para multiplicarse en su interior. A diferencia de otros virus, como el Covid, los fagos son totalmente inocuos para humanos, animales, plantas y el medioambiente. Aunque estos microorganismos fueron descubiertos a principios del siglo XX por el microbiólogo Félix d’Herelle, y utilizados durante años, quedaron relegados a un segundo plano con la eclosión de los antibióticos.