Al llegar la primavera llega el momento en que las cartucheras, la flaccidez y la celulitis salen a la luz… con el traje de baño o con esos shorts vaqueros mínimos que se están viendo a todas horas por la calle; con mayor o menor fortuna. En otoño o en invierno, nuestro culo disimula un poco más sus curvas bajo chaquetas, abrigos y esta temporada capas. Tapados por un capote o al aire, las curvas más peligrosas de nuestra anatomía se mueven con tremenda repercusiónalrededor de nuestra silueta. Los especiales culos de las revistas alertan de la importancia de las caderas femeninas de cara (o de culo) a la operación bikini y de paso nos venden otras operaciones como la liposucción de glúteos, muslos y caderas que pueden recolocar lo que la naturaleza o la desidia del sendentarismo y la comidabasura nos han ido engordando en los contornos de siempre.
Ay! esa franja tan femenina y que sólo las latinas sudamericanas saben explotar sin rubor. Lástima que esa no haya sido nuestra cultura, la cantidad de complejos ( y de operaciones) que nos habríamos ahorrado por tener un culito mono.