Ni tan ‘atípicas’ como en los albores de los dosmiles, ni tan reivindicativas, marcianas o gordas. Si algo comparten las nuevas caras es un valor en alza en moda y en belleza: la naturalidad. Los diseñadores parecen haberse puesto de acuerdo en seleccionar rostros comunes, siempre con cierta actitud, antes que bellezas abrumadoras o de rasgos ‘extravagantes’ para el contexto de la pasarela. El común de los mortales: ¿la estrategia definitiva para que se hable, por fin, de la ropa? ¿La evolución lógica después de los cambios de paradigma de la belleza?
Las nuevas caras de la moda, apenas maquilladas, podrían ser las de tu prima, la chica de la puerta de al lado o servidora en un día cualquiera. Adiós complejos, hola normalidad: estos rostros te fascinarán por cualidades que trascienden los cánones de la belleza prístina de querubín.