Perfumes apestosos son los que tocan las narices a los demás tanto como a ti mismo. No se trata de un simple no me gusta, es un me apesta. Lógico, un perfume puede levantar las más ardientes pasiones, destrozando la nariz de cualquiera y provocar un rechazo visceral. Las cuestiones aromáticas pueden resultar un tanto complicadas cuando las compartimos con otros olfatos. Lo que a mí me gusta a otro le puede llegar a resultar vomitivo. A mí me ocurre con ciertos estilismos/outfits de Instagram.

A lo mejor te chifla rociar tu cuello con las fragancias más turbadoras e hipnóticas de las perfumerías, pero a tu pareja simplemente le recuerdan a su madre y no puede soportarlo. Tal vez no sea sólo él, a lo mejor son todos los ellos y ellas, los que se espantan tras tu fragante rastro. Y es que convivir con el aroma de un perfume que no nos gusta puede llegar a ser absolutamente insoportable.
Cuando adoras una fragancia, crees que a todo el mundo le gusta. nada más alejado de la realidad descubre un buen día al subir a un ascensor con una señora oliendo como una perfumería americana de los 50, es decir un floral voluptuoso. Sólo por el aroma ya te imaginas un perfume casi color coñac y bien cargadito! “Señora, xD, ¿a quién quiere seducir a las 7 de la mañana con este pestazo…?
Sí, a mí también me ha pasado, siendo yo la propia emisora de efluvios aromáticos nefastos para otros.¿Quién me lo iba a decir, yo siendo portadora de perfumes apestosos para terceros sujetos pasivos, sin pinza en la nariz?
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