
Polvos de sol, maquillajes dorados o un autobronceador en crema son la base del verdadero bronceado ideal. Ese que sólo se consigue por métodos cosméticos puramente artificiales sin haber visto un rayo de sol. Ese caliente astro con consecuencias impredecibles, pero a todas luces perjudiciales.
Ay, el sol. Nunca sabemos cuando quiere salir, y cuando sale y le adoramos postrados sobre una toalla, hasta pasadas 24 horas no sabemos si nos habremos pasado en la exposición o qué nivel de bronceado nos devolverá el espejo al día siguiente. Quizás un rojo cangrejo o un moreno conguito pasado de vueltas…
Moreno a la crema. Con las nuevas fórmulas autobronceadoras podemos programar el color que queramos de forma gradual hasta obtener el nivel de intensidad que nos apetezca y mantenerlo espaciando las aplicaciones al gusto. La duración de este dorado ficticio está en relación con el proceso de exfoliación natural, aproximadamente entre 21 y 28 días, según el tipo de piel. Y cuando queramos poner fin a nuestras vacaciones imaginarias, basta con dejar de aplicar el producto y volveremos a nuestro tono habitual.

Autobronceado Alisador Instántaneo de Clarins. Mousse antiarrugas para un bronceado progresivo que aporta un suave moreno a la cara. Lo puedes aplicar después del serum o la hidratante diaria y conviene exfoliar una vez por semana. Cuando cosnigues el tono dorado que te gusta, mantienes el color con una reaplicación cada tres días.
Precio: 24, 30 euros.
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