La discriminación sexista sigue siendo una estrategia eficaz para encauzar un producto hacia su público objetivo. Cuando se lleva al extremo –y desgraciadamente asistimos a ello desde tierna edad-, nos encontramos con artefactos tan cuestionables como la revista de cocina ‘sólo para hombres’ Beef (grupo G+J), en Alemania desde 2009, Francia desde 2014 y recién aterrizada en España. Sus consumidores potenciales, hombres que cocinan porque quieren y no porque deban. Por si no quedara del todo claro el aspecto hedónico y político de su mensaje, van más allá con su alegato de “recuperar el espacio que las mujeres han dejado en la cocina ahora que se fueron a tomar el poder”.
Podría considerarse desde ese doble registro irónico (y cínico) del que tanto gustamos en nuestra posmodernidad líquida. Podríamos no hacer aprecio y entenderlo como lo que es: una polémica artificiosa para generar ruido en torno a sí. Podríamos pasar de todo e irnos a recoger flores al campo, de no ser porque, definitivamente, es ridículo. Basta de proponer involuciones y luchas de poder.