Sin ser el regalo más original, los perfumes representan una apuesta segura como ofrenda de San Valentín.
Eh, y cuentan con la ventaja de que puede ser un auto-regalo tan bueno como cualquier otro. Sea como fuere, el grueso de las ventas de perfumes se acumula en dos fechas clave: San Valentín y, sobre todo, Navidad. Sí, es un regalo clásico, pero también te digo una cosa: mucho cuidadito con la originalidad, porque podemos caer en el esperpento o en un sobreesfuerzo bochornoso. A veces es mejor un ‘simple’ perfume (que, en el mejor de los casos, significa regalar una forma de arte y momentos de placer) que escribir su nombre en comic sans con fuegos artificiales a bordo de una avioneta. Algo tendrá el ‘eau’ cuando la bendicen.