Cada año se quedan en los oceános unas 10.000 toneladas de cremas solares.
¿No os parece una barbaridad? Y no se queda ahí la cosa porque los arrecifes de coral están en peligro como consecuencia de los residuos de algunos ingredientes más comunes de las cremas solares. Sin embargo, necesitamos esas solares para protegernos la piel de los rayos solares. He aquí el dilema: hemos llegado a un punto en el que cada día incidimos más en el medio ambiente y parece que todo lo que toca el ser humano va en detrimento de la naturaleza. Busquemos soluciones.