Actualmente somos muchas las mujeres que invertimos en nuestra belleza y lo consideramos una carrera a corto, medio y largo plazo.
Desde hace algún tiempo las firmas cosméticas lanzan al mercado productos que prometen ser milagrosos a precios desorbitados y juran valer su precio de oro, traduciéndolo a resultados: son las cremas globales.
Hace unos años, las consejeras de belleza de grandes almacenes y perfumerías especializadas explicaban que dichos tratamientos sólo eran indicados para aquellas mujeres (la mayoría de edad avanzada) que necesitaban satisfacer bastantes necesidades en su rutina diaria. Para las que nos encontrabamos en la “llamada cuenta atrás”, las que rondabamos los 30, tan sólo recomendaban hidratar la piel a conciencia, con tratamientos bastante más baratos.
Sin embargo, ahora nos vemos bombardeadas desde todas las marcas con cremas globales para pieles más jóvenes, como la preventiva PREMIER GESTE GLOBAL ANTI-AGE PUR LUXE de Stendhal (128 euros), CELLULAR ANTI-AGING COMPLEX de La Prairie (184euros) a partir de 30 años, o RE NUTRIV ULTIMATE YOUTH CREME de Estée Lauder (248 euros) a partir de 35 años; lo que nos obliga a pensar que algo ha cambiado para las usuarias de cosméticos de alta gama.
Ante la inevitable promesa de juventud eterna (casi), no tenemos más remedio que preguntarnos si en esta guerra contra el tiempo, nos darán años de ventaja proporcionales a su precio, que destierren definitivamente inyecciones y cirugía, de las que muchas mujeres no somos partidiarias.