La hipertensión es el aumento de la presión arterial de forma crónica, una de esas enfermedades silenciosas y muda, apenas revoltosas hasta que dan un pisotón y se hacen notar.
Aunque no tiene cura, puede tratarse y mejorarse bastante a través de la alimentación. “Que sea tu única medicina”, como dijo Hipócrates, que algo sabía del tema -y no hay constancia de que fuera hipertenso-.
Reducir la sal suele ser el primer paso. También perder algo de peso si es necesario, incrementar el ejercicio físico suave (andar 40 minutos es suficiente, o practicar Tai Chi), moderar el consumo de alcohol y dejar de fumar. Ánimo y al toro, que es por una buena causa.
La mesa del hipertenso no tiene porqué ser desangelada, a pesar de la reducción de sal. Es el momento de convertirse en experto en nutrición y elegir los alimentos por sus propiedades curativas.