Una vez metida en el barro de los tintes naturales hay que descubrir nuevos espacios donde teñirse tranquila y en paz, con fórmulas de coloración con un porcentaje máximo de ingredientes naturales y mínimo de activos químicos. Aunque inevitablemente tenga que haber algo sintético, si queremos que se produzca la magia del cambio de color.

Cuanto más nos queramos distanciar de nuestro tono base natural, más nivel de oxidación, incluso en coloraciones elaboradas con pigmentos vegetales o minerales.
En mi caso traigo una base practicamente de henna pura, comprada al peso en herbolario y algo de Botanea; la nueva coloración vegetal de L´Oréal Professionnel. Esta vez, me ponen el tono azafrán de EOS, el tinte vegetal de Wella, que ya había probado hace mucho tiempo. Ahora la redescubro y veo lo avanzado de su formulación y su textura, muy fácil de aplicar. El resultado, simplemente brillante y con un matiz extra orange, que yo misma he solicitado en la carta de color: el tono azafrán porque es el más parecido al tono que ya llevo.
En este caso la coloración se limitaba a cubrir las raíces e igualar el tono. El resultado se logró con máxima satisfacción en todos los sentidos. Además de teñir mis raíces con una de las mejores coloraciones vegetales disponibles en peluquerías, que tampoco hay tantas.
Los barros no te dejan ver el monte ¿o sí?
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