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Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte natural en España. De entre ellas, el infarto agudo de miocardio es la manifestación con mayor tasa de mortalidad, sobre todo cuando se no se trata rápidamente y manera adecuada.

Hoy no queremos hablar de tratamientos, ni faciales ni posteriori, sino de prevención. Un decálogo sagrado, listo para leer cómodamente sobre nuestras tablets de arcilla.

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1. Deja de fumar.

El tabaco causa uno de cada tres cánceres y el 20% de las enfermedades cardiovasculares. Es la primera causa de muerte evitable del entorno: un fumador tiene cinco veces más posibilidades de sufrir un infarto que un no fumador.
Sí, dejarlo duele, es una adicción muy dura. Pero la satisfacción personal y la ganancia en calidad de vida –y en belleza- superan con creces el placer de seguir alimentando el hábito. Además, ¡se ahorra para otros vicios!
Ánimo, busca ayuda competente, no tienes por qué hacerlo sol@.

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2. Come saludable, evitando grasas saturadas, exceso de sal y carnes rojas.

El colesterol alto es uno de los mayores factores de riesgo cardiovascular: su presencia excesiva provoca depósitos de grasa en el interior de las arterias, lo que dificulta la circulación y hace que el corazón sufra más para bombear la sangre.

3. Controla la presión arterial y la diabetes.

Los genes son decisivos, y sobre estos, influye muchísimo la dieta.
Lleva sin recato una dieta sosa. Ya te lo cobrarás en especies y en días ganados. Reduce la cantidad de sal diaria a un pellizco (1,5 gramos es lo recomendable). Evita los embutidos de todo tipo, las conservas, los frutos secos, las pastillas de caldo, las salsas embotelladas y, por lo general, todos los alimentos deshidratados y precocinados, que suelen ser muy salados. Procura tomar alimentos naturales preparados en casa (carne, pescado, legumbres, verduras…) sin añadirles sal. Si comes fuera de casa, pide alimentos con poca sal y retira el salero de la mesa. Así evitarás caer en la tentación.
El alcohol, no somos nada, tampoco sirve a nuestro propósito. Es aconsejable reducir la ingesta a una copa de vino al día. Es el momento de comprar delicatessens para hacer de ese momento un regalo.

4. Practica ejercicio regularmente por lo menos 30 minutos al día.

No es necesario extenuarse ni matricularse en un gimnasio. Unas zapatillas, buena música, buena compañía o una rica vida interior –lo que se tenga a mano en el momento-, es todo lo necesario para salir del peligroso sedentarismo.

5. Mantén tu peso ideal.

Una sucesión rodada de los puntos anteriores. Ojo, peso ideal no significa pasar hambre y privaciones ni vivir pendiente de la báscula, es el peso en que tu cuerpo se mantiene naturalmente manteniendo unos hábitos saludables y es una cifra siempre sensata y personalizada por defecto.

6. Elige un estilo de vida saludable.

Esto implica un ritmo de sueño, alimentación, ejercicio y cuidado personal respetuosos. El cuerpo es tu casa, la única que tienes.

7. Practica la meditación.

Expertos en psiquiatría, psicología y medicina abundan continuamente en este aspecto. Meditar aporta felicidad y paz de espíritu, antídotos naturales del estrés.

8. Practica relajación regular y acompáñala de ejercicios de respiración.

O, todo en uno, practica yoga.

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9. Sométete a evaluaciones periódicas por parte de tu cardiólogo.

Si formas parte de un grupo de riesgo. Intenta alejar de ti el miedo y la hipocondría.

10. Incluye en tu dieta alimentos ricos en antioxidantes.
Frutas y verduras principalmente. Hazte ratilla de herbolario y descubre algas, semillas y hierbas de druida. A bombear con alegría, corazón.